Que se aparte del mal y haga el bien; que busque la paz y la siga. (Salmos 34:14)
Israel, pon tu esperanza en el Señor,desde ahora y para siempre. (Salmos 131:3)
El Señor dice: Yo te instruiré, yo te mostraré el camino que debes seguir; yo te daré consejos y velaré por ti. (Salmos 32:8)
El que habita al abrigo del Altísimo se acoge a la sombra del Todopoderoso. (Salmos 91:1)
Pero el Señor, en las alturas, se muestra poderoso: más poderoso que el estruendo de las muchas aguas, más poderoso que los embates del mar. (Salmos 93:4)
Encomienda al Señor tu camino; confía en él, y él actuará. (Salmos 37:5)
Pero el Señor es mi protector, es mi Dios y la roca en que me refugio. (Salmos 94:22)
Pero que se alegren todos los que en ti buscan refugio; ¡que canten siempre jubilosos! Extiéndeles tu protección, y que en ti se regocijen todos los que aman tu nombre. (Salmos 5:11)
Radiantes están los que a él acuden; jamás su rostro se cubre de vergüenza. Este pobre clamó, y el Señor le oyó y lo libró de todas sus angustias. El ángel del Señor acampa en torno a los que le temen; a su lado está para librarlos. (Salmos 34:5-7)
Canto salmos al Señor. ¡El Señor ha sido bueno conmigo! (Salmos 13:6)
En paz me acuesto y me duermo, porque solo tú, Señor, me haces vivir confiado. (Salmos 4:8)
Al director musical. Salmo de David. Los cielos cuentan la gloria de Dios, el firmamento proclama la obra de sus manos. (Salmos 19:1)
Oh Dios, escucha mi clamor y atiende a mi oración. Desde los confines de la tierra te invoco, pues mi corazón desfallece; llévame a una roca donde esté yo a salvo. Porque tú eres mi refugio, mi baluarte contra el enemigo. (Salmos 61:1-3)
El amor y la verdad se encontrarán; se besarán la paz y la justicia. De la tierra brotará la verdad, y desde el cielo se asomará la justicia. (Salmos 85:10-11)
Mi escudo está en Dios, que salva a los de corazón recto. (Salmos 7:10)
Israel, pon tu esperanza en el Señor desde ahora y para siempre. (Salmos 131:3)
Del Señor es la tierra y todo cuanto hay en ella, el mundo y cuantos lo habitan. (Salmos 24:1)
Por causa de tus adversarios has hecho que brote la alabanza de labios de los pequeñitos y de los niños de pecho, para silenciar al enemigo y al rebelde. (Salmos 8:2)
Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. (Salmos 40:1)
Yo sé que tú amas la verdad en lo íntimo; en lo secreto me has enseñado sabiduría. (Salmos 51:6)
Y a mí, pobre y necesitado, quiera el Señor tomarme en cuenta.
Tú eres mi socorro y mi libertador; ¡no te tardes, Dios mío! (Salmos 40:17)
Pídeme, y como herencia te entregaré las naciones; ¡tuyos serán los confines de la tierra!. (Salmos 2:8)